Noche tras noche te soñé, día tras día de añoré
Y a mi ventana nunca llegaste.
Tus ojos iluminaban mi mente de quiméricos recuerdos
Por años, esa luz mantuvo la esperanza.
Pero quien llegó a mis sueños una noche,
Fue ladrón disfrazado que vino a robarme los días de alegrías,
Ese, no era el que esperaba
No eran los ojos que irradiaban mi alma.
Quedé sumergida en la lúgubre soledad
Porque aunque él estaba a mí lado, no eras tú,
Y nunca será ese a quien fervientemente anhelé.
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