miércoles, 30 de marzo de 2011

La gracia de tus gestos












Me preguntas como un niño ingenuo que cómo cambia, y te digo:

Hay veces que es como el sol; como su alba y como su ocaso. Cambia con el tiempo, con el clima y con las estaciones del año. Sus colores y su brillo siempre brindan algo diferente.

Y hay veces que es como la luna. Que aparentemente cambia diariamente, sin embargo siempre es la misma, siempre resplandece pero en lugares diferentes... Sólo que está más lejos o más cerca de nosotros.

Me miras y te ríes.

Mis segundas palabras...


Muy pocos ojos han visto un ocaso como ese.
Las distracciones humanas del final del día no permiten que lo aprecien.

El alba carmesí despierta pasiones en los amantes y soñadores,
pero el ocaso las esconde;
las amansa e indica el inicio de otro ciclo, de otros delirios.

Entonces, comienzan las transformaciones.