domingo, 8 de febrero de 2009

Dejar ir...


"Casablanca"


Una escena congelada de una de las películas de amor más famosas de Hollywood dará inicio a estas líneas que quiero compartir ¿Por qué? Pues, porque hasta con una foto en blanco y negro se puede explotar el maravilloso mundo que encierra una imagen congelada en el tiempo.

Dos personas que se intentan fundir, llevándote hacia un sólo punto: sus miradas. Miradas que encierran un sin fin de sentimientos: amor, pasión, ansiedad, dolor, agonía... Ella se nota más decidida, con la frente en alto y la mirada retadora. Mientras que él está resignado, ya dejó de luchar, está sumiso a un destino que considera irrevocable: Su sombrero termina siendo su refugio ante la sensación desafiante que emerge de ella.

(Ella) Me siento como la novicia rebelde y pienso en él como un Dick Tracy ¿Por qué no me saca de aquí entonces? acaso, dejó de perseguir a los malos para convertirse en uno de ellos. Quizás nunca fue bueno, y nunca será malo, sin embargo, lo que es me perturba. Lo miro, tratando de decirle que agarre valor y que no me deje ir. Pero en tanto afán, sólo le transmito mi tormento. Quizás yo también deba resignarme, aceptar la idea que ya lo aceptó, se rindió. Pero sigo insistiendo en que no debe dejar pasar este momento y, que sólo por esta vez, me tome en sus manos y se despida como si fuera una bienvenida a su vida. Mis labios, suavemente separados, son el reflejo de lo que deseo.

(Él) Siento mucho lo que voy a hacer, sé que algún día lo entenderás y me lo agradecerás. Sé que tus labios llaman a los míos, pero no quiero tocarlos por última vez. Debes hacerte las peores ideas acerca de mí… espero que puedas recordar todas las cosas buenas. Te tengo a un poco más de 20 centímetros lejos de mí y te siento tan distante, tal vez sea porque ya te dejé ir.